
Una noche para viajar por el grunge, el punk o el garaje en la Paral.lel 62 de Barcelona
© M. Carmen Martín
En Revibe Waves seguimos con nuestra ronda de conciertos de febrero y el sábado 22 pudimos asistir a la sala Paral.lel 62 de Barcelona para ver a Mujeres, una banda formada en 2007 por Yago, Pol y Arnau. Bajo el título de “Ahora ruido, silencio después”, ofrecieron el último concierto de la gira de presentación de su trabajo Desde flores y entrañas. Pero antes, los encargados de animar el ambiente fueron los pamploneses Tatxers, que presentaron Ezpatei Disdira!, un disco plagado de punk luminoso con aires británicos. Y la banda local Ramona Flores con sus aires noventeros y una música que mezcla de shoegaze y grunge.
Con unos músicos muy solventes, aunque a veces se escuchaban más los instrumentos que la voz por algunos desajustes de sonido, Ramona Flores ofrecieron una muestra de su estilo, lleno de letras melancólicas. Abrir la noche suele ser difícil, porque el público aún está entrando en calor, pero ellos intentaron solucionarlo con el buen hacer de la banda y el encanto tímido de la vocalista. La iluminación, acorde con el rosa del vestido de la cantante, ayudó mucho a arropar el espectáculo, que fue una perfecta introducción para lo que se venía y una buena oportunidad para la banda barcelonesa de enseñar su repertorio.
Con los Taxters la noche entró ya en otra dimensión, con el público más metido y demostrando que se sabían las canciones. Con sus temas en euskera y su música con composiciones cargadas de energía, melodías muy cuidadas y de estilo punk pop, Taxters demostraron que sus voces también sonaban muy bien. Aunque cargan con la etiqueta de ser una de las revelaciones musicales de Euskal Herria y a pesar de su estatismo en el escenario, resolvieron la actuación con desparpajo y alguna anécdota, ya que una de sus púas decidió echarse a nadar en un vaso de agua.
Y por fin llegaron Mujeres. El ambiente en la sala a estas alturas ya anunciaba que era el grupo que la mayoría esperaba ver. Supieron hacer gala de sus más de quince años de carrera para hacer valer por qué eran los cabeza de cartel. Su estilo indie pop-rock resonó de maravilla en la sala desde el primer momento, y su carisma se notó en sus interacciones con el público, que también subió los decibelios. Su experiencia encima del escenario fue una de las bazas que jugaron para mantener atento al personal. Canciones chulitas, sonido “garage” y mucha simpatía para cerrar la noche.
Al final, fue una experiencia disfrutona, pero, sobre todo, para realizar un viaje musical, en el que pudimos navegar por el grunge de los 90, los sonidos más punk de los 70 o los aires más frescos de los 60 sin movernos del sitio. Para los amantes de la música independiente con un puntito underground.









