
Música, danza contemporánea, performance: nos sumergimos en el «universo Xerach»

@ Lilith Visuals
M.S.
Xerach da un paso más y presenta su propuesta más ambiciosa hasta la fecha. La Sala Villanos de Madrid acogió una de esas noches que se quedan grabadas en la retina. Y lo hizo ante una sala completamente llena, en la que el público no solo respondió con entusiasmo, sino con una atención casi reverencial. Más que un concierto, fue una performance coreográfica en la que la música y el cuerpo compartieron protagonismo. O más bien, donde el cuerpo —a través de dos bailarinas— tomó el centro de la narrativa, relegando a Xerach a un segundo plano físico, aunque no conceptual.
Desde el inicio quedó claro que no sería una velada convencional. Antes de que arrancara oficialmente el show, Xerach apareció entre sintetizadores para reinterpretar temas conocidos y preparar el ambiente con una suerte de prólogo sonoro que sirvió como transición hacia un universo más abstracto. Ya en la actuación principal, las coreografías expresivas y profundamente teatrales de las dos bailarinas acapararon todas las miradas.
Experiencia inmersiva
La propuesta escénica fue tan detallada como sorprendente. Hubo varios cambios de vestuario, mutando de apariencia con cada nueva sección del espectáculo. La iluminación, minimalista pero perfectamente bien diseñada, subrayaba los momentos clave, guiando la mirada como si de un foco emocional se tratara. Cada haz de luz parecía dialogar con la música y con los cuerpos en movimiento, creando un efecto hipnótico.
El montaje incluyó un escenario auxiliar para la banda, desplazado ligeramente del centro habitual, lo que redujo el espacio disponible para el público, haciendo que la sala pareciera más “ajustada” de lo habitual. Sin embargo, lejos de restar, esto contribuyó a enfocar la atención aún más en el espectáculo del escenario principal. Fue una jugada arriesgada pero certera: todos los elementos —espacio, música, danza, luces— parecían orbitar en torno a una misma idea.
Xerach ofreció una experiencia sensorial total, de esas que cuesta etiquetar. ¿Concierto? ¿Danza contemporánea? ¿Performance visual? Probablemente un poco de todo. Lo que sí está claro es que la artista está apostando por un lenguaje propio que trasciende géneros y disciplinas. Y, a juzgar por lo vivido en Villanos, va en la dirección correcta.










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