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Anaju se presenta como un lienzo en blanco para recuperar su voz

Anaju - Madrid Fotógrafa: Lili

@ Lilith Visuals

Equipo RW

A veces la industria de la música atropella. Se convierte en un tren al que hay que subirse cuando viaja a toda velocidad y sin hacer paradas. Y si te bajas en marcha, te espera una dura caída. Especialmente para aquella gente que participa en talent shows y vive de pronto una vorágine de experiencias que resultan difíciles de manejar. No podemos saber si eso fue lo que le pasó a Anaju después de su paso por Operación Triunfo en 2020. O si fue el proceso de creación y lanzamiento de su primer album de larga duración, Rayo, lo que provocó que durante el último año se retirase a su pueblo de Teruel para volver a conectar con sus raíces. Lo que sí podemos asegurar es que la falta de talento no ha tenido nada que ver con ello.

La Sala Búho Real de Madrid asistió el pasado 6 de mayo al renacer de una artista que se presentó al público vestida de blanco, como un lienzo sin pintar. Rodeada de velas en una semi oscuridad acogedora que la arropó ante un público lleno de gente que la quiere. Se mostró como alguien que empieza una nueva etapa sin expectativas, feliz por estar de nuevo cantando ante el público y mostrando su parte más vulnerable. Con una guitarra y su voz, que sonó más clara que nunca, recupera las riendas de su carrera y de su vida con una ilusión que podía percibirse en su mirada.

Encima del escenario se fueron sucediendo versiones acústicas de las canciones de su anterior etapa, apoyadas en el sentimiento, en las notas al desnudo y en la emoción a flor de piel. Rota, de su EP Mood, Besar el santo, de Rayo… También hubo covers y se atrevió con Como hablar de Amaral. Hasta que en el último bloque del concierto llegaron los temas nuevos. Esos en los que nos enseñó quién es ahora. Empezó con Apagón, un relato duro sobre su depresión, que la hizo volver a conectar con la naturaleza y con su familia. Siguió con Pasajera, sobre una relación tóxica que describe a través de la metáfora de un accidente de coche en el que ella nunca llegó a estar al volante y en el que acabó estrellándose contra un muro. Y terminó con ella misma. Con Ana. Sobrepasada por la emoción y envuelta en lágrimas. Con letras como “yo no me conozco, me llaman por un nombre al que no respondo”, nos contó entre rasgueos que hubo momentos en los que no se reconocía, pero a la vez con un resquicio de esperanza.

Anaju no sabe cuando estas tres canciones verán la luz. Pero desea que el público las pueda acoger como suyas cuando eso suceda. Y esperamos que lo consiga. Porque en ella solo vimos verdad, fe y una voz que merece ser escuchada por derecho propio.

Anaju - Madrid Fotógrafa: Lili
Anaju - Madrid Fotógrafa: Lili
Anaju - Madrid Fotógrafa: Lili
Anaju - Madrid Fotógrafa: Lili
Anaju - Madrid Fotógrafa: Lili
Anaju - Madrid Fotógrafa: Lili

© Lilith Visuals

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