
Una noche de saltos y energía, pero también de baladas e intimidad: en Gijón con Walls

@ Blulens Photography
M.S.
El Teatro Albéniz de Gijón vibró el pasado 4 de abril con el enérgico concierto de Walls, marcando el cierre del recorrido de Luna 18. Con puntualidad británica, el espectáculo comenzó y se extendió por casi dos horas, dejando claro que, como el mismo artista expresó, es “el fin de una etapa, lo cual significa el principio de otra». Desde el primer acorde, el público, compuesto principalmente por jóvenes adultos, se entregó por completo. Las canciones, de marcado carácter rockero, incitaron al salto y al grito, creando una atmósfera de comunión entre el artista y sus seguidores. La calidad del sonido en la sala fue impecable, permitiendo que cada instrumento y voz se apreciaran en su máxima expresión.
La puesta en escena contó con una banda sólida integrada por teclado, batería, bajo y guitarra. Tres pantallas en la sala proyectaban ilustraciones hechas a mano, en sintonía con cada canción, aportando un toque artístico y personal al espectáculo. La iluminación, con abundantes luces estroboscópicas —una prueba de resistencia para los epilépticos—, acompañaron el ritmo y la atmósfera de cada tema, sumergiendo al público en una experiencia sensorial completa.
Walls, fiel a su estilo, lució su outfit característico que resonó con su marca personal. Su energía en el escenario fue contagiosa; no dejó de moverse, bailar y saltar, manteniendo al público cautivado en todo momento. La audiencia vivió un guiño nostálgico cuando, tras retirarse Walls del escenario y «finalizar» el concierto, el público coreó el clásico «¡otra, otra!», a lo que Walls respondió regresando para el encore, y reviviendo así una tradición que tristemente se encuentra en desuso.
Baladas y virales
Entre los momentos más destacados, se encuentra la interpretación de Quédate, mi corazón, que resonó profundamente entre los asistentes. A mitad del concierto, una secuencia de baladas románticas, incluyendo su éxito viral Haz lo que quieras conmigo, conmovió al público. Especial mención merece 9472, una canción dedicada a su ciudad natal, interpretada en solitario con su guitarra, bajo un único foco, creando un ambiente íntimo y emotivo.
La noche también contó con la participación del cantante de Gijón Enol, quien se unió a Walls para interpretar juntos Física o Química, una colaboración que encendió al público y añadió un toque especial al concierto. Además, Perro Callejero, tema en colaboración con Natos y Waor, desató la euforia de los presentes.
Al finalizar, Walls presentó a su banda, momento en el que uno de los guitarristas sorprendió al público al lanzarse entre la multitud y arrodillarse para ejecutar un solo de guitarra, cerrando con broche de oro una noche llena de emociones y reafirmando la conexión única entre Walls y su audiencia.




















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