
Intensidad, introspección y emoción en el concierto de L’Haine en Barcelona

© Alba Márquez
M.S.
El contraste entre lo íntimo y lo explosivo marcó el concierto de L’Haine del pasado jueves 27 de marzo en Barcelona. La Sala Razzmatazz 2 vivió una noche en la que los ritmos tranquilos, pero con destellos de emoción y energía, fueron los protagonistas. El artista presentó un concierto marcado por su estilo de trap melódico y r&b, en el que las canciones de tintes chill y discretos fueron el hilo conductor de un espectáculo que jugó con las intensidades. El show se construyó a base de momentos íntimos -muy acordes con la atmósfera de la cita-, pero también álgidos que fueron, sin duda, los que quedaron grabados en la memoria colectiva de los asistentes.
El setlist estuvo lleno de momentos memorables, con temas como Kim, Laberinto de pasiones, CDC y HuyendO, que mantuvieron al público enganchado en todo momento. Sin embargo, los grandes atractivos fueron las colaboraciones con invitados, que hicieron que la energía del público se disparara en varias ocasiones. Juicy Bae fue la primera en subir al escenario para interpretar 7 vidas y más tarde Colores, marcando una de las primeras explosiones de la noche. Luego, Natalia Lacunza se unió para interpretar Connie Nikas, una de las canciones más celebradas de la velada. Finalmente, Natalia volvió junto a Diego 900 para su colaboración en Baby Jose, que también causó furor entre el público. Estos momentos crearon una conexión especial entre los artistas y la audiencia, que se entregó por completo.
A viva voz
Aunque la tónica general fue tranquila, hubo momentos que desbordaron energía, como en la interpretación de Cangrejos, que se convirtió en la canción más enérgica y movida de todo el concierto. Con su ritmo pegadizo y su aire más intenso, el público se entregó a la canción y la sala vibró al unísono. La voz de L’haine, siempre melódica y envolvente, se mezcló perfectamente con la base electrónica sutil que acompañaba cada tema, creando un momento único para cantar a viva voz.
En cuanto al aspecto visual del show, se basó en su mayoría en la portada del disco, con imágenes que ayudaron a intensificar la experiencia sensorial. En Hot, la iluminación roja envolvía la sala, creando un ambiente eléctrico. A lo largo del concierto, las luces y los visuales se mantuvieron siempre en sintonía con el espíritu del disco, reforzando la conexión emocional con el público. A destacar uno de los momentos más emotivos de la noche, que llegó con la canción Giovanni de Luca, un feat del artista con Claudio Montana, la cual estuvo acompañada por imágenes de caballos que sumieron a la audiencia en un ambiente contemplativo.
El concierto de L’haine fue una propuesta musical que supo equilibrar momentos de intensidad con otros de introspección, dejando huella por su capacidad para emocionar y conectar a los asistentes. Un espectáculo cuidadosamente construido, que mostró al público la profundidad y versatilidad de un artista que ha sabido crear un espacio único y personal.







© Alba Márquez