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Juanjo Bona: niño soñador y artista

Juanjo Bona: niño soñador y artista

Fotos RGB Aura

Honestidad, voz, vanguardia y folclore es lo que ofreció el aragonés Juanjo Bona el pasado martes 18 de marzo en Barcelona. El Teatre Apolo vibró con el alma del artista en su segunda noche en la ciudad dentro de la gira Tan mayor y tan niño, un recorrido por los teatros más importantes de España que supone un hito en su incipiente carrera. Presentando su álbum debut Recardelino, un éxito en ventas desde su lanzamiento el 7 de marzo, Bona demostró que la jota tiene mucho que decir en la escena musical contemporánea.

El concierto fue un ejercicio de honestidad, un encuentro sin artificios en el que el artista aragonés se expuso con toda su verdad. Su propuesta es sencilla y directa: él y su voz. Acompañado por una pequeña banda estratégicamente repartida por el escenario, Juanjo se entregó a su público sin grandes despliegues visuales, utilizando únicamente el espacio y unas sillas que simbolizaban las dos facetas de su identidad: el niño soñador y el adulto que da forma a su arte.

Si bien en estudio su talento ya brilla, es en directo donde su voz alcanza una dimensión sobrecogedora. Con una potencia y un color vocal que erizan la piel, Bona convirtió el Apolo en una suerte de confesionario sonoro, donde cada canción era una ventana abierta a su historia. La conexión con el público fue absoluta. Sus fans, completamente entregadas, corearon cada letra con fervor, compartiendo con el artista la emoción de cada acorde.

Uno de los momentos álgidos de la noche llegó con El destello, su colaboración con el cantante y actor vasco Martín Urrutia, que desató la euforia en la sala. No menos impactante fue la rondadera dedicada a Barcelona, una tradición en su gira con un tema que personaliza en cada una de las ciudades que visita, haciendo que cada espectáculo sea único. La interpretación de «La nave del olvido» resonó con una precisión conmovedora, mientras que La magallonera dejó un eco sobrecogedor en el ambiente, demostrando el impacto de su propuesta musical.

La iluminación, lejos de ser un elemento accesorio, jugó un papel clave en la atmósfera del concierto. Acompañando cada tema, las luces intensificaban el sentimiento, creando una escenografía invisible pero poderosa que reforzaba la simbiosis entre artista y público. No hacían falta más artificios; la voz de Juanjo Bona lo llenaba todo.

Con este concierto, Juanjo Bona reafirma su papel como uno de los principales impulsores de la escena del neo folclore en España y como un artista que, sin renunciar a sus raíces, sabe conectar con una generación ávida de autenticidad. Su primera gira está marcando un antes y un después, y si algo ha quedado claro en el Teatre Apolo es que su camino en la música apenas comienza.

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